Amor ahogado

Pablo Ortiz

I.

Eres la última gota de mi vaso,

esa gota que nunca bebo

por miedo a envenenarme.

Envenenarme de tu veneno,

veneno impuramente puro

que sacia mi sed,

pero me mata por dentro

II.

Agua derrochada

en nuestro insaciable jardín.

Flores secas, ramas rotas,

malas hierbas crecen sin cesar,

apropiándose de las gotas

que otras deben necesitar

III.

El pozo está seco,

nuestras lágrimas vacías,

como el corazón hueco

al que tú pertenecías.

Te fuiste sin más

y al volver nada fue igual.

El pozo se secó

mis ojos que lloraban sin parar

de pronto pararon,

sin entender por qué,

pero el final llegó

y ya nada fue igual.

IV.

Tus olas agitaban mi mar

y sin yo saber que eran tuyas,

guiado por la corriente

me dejé arrastrar.

Espuma blanca nos envolvió

para dejarnos en la orilla

y finalmente descansar.

V.

Apagaste el fuego con tus lágrimas

haciéndome pensar que eran verdaderas.

Llenaste mi vida de agua salada

inundándola hasta ahogarla.

VI.

Éramos presos en balsas.

Balsas rebosantes de agua

y de ilusiones marchitas.

Marchitas por nuestro cautiverio

en aisladas presas

sin poder saciar nuestras ganas,

sin poder huir de nuestra celda.

Encerrados como peces

en peceras trasparentes.

Sufriendo porque nos veíamos

mientras nuestra sed crecía